Discapacidad y derechos en Vietnam

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Fernando Sanz | Valladolid (EFE).- Ni la ceguera ni los más de 10.000 kilómetros que separan Thai Nguyen, su ciudad natal en Vietnam, de Valladolid (España) reducen el ímpetu de Phuong Ma en la defensa de los derechos y la mejora de la calidad de vida de las personas con discapacidad.

Una estudiante de Trabajo Social en su país, beneficiaria de una beca Erasmus+ con la que estudia un semestre en Derecho Europeo, Internacional y Comparado en la Universidad de Valladolid (UVa), que comparte retos y necesidades con los más de 6 millones de discapacitados que habitan en el país asiático, según explica en una entrevista con la Agencia EFE.

Entre ellas, la propia definición de discapacidad que la Ley que la Asamblea Nacional vietnamita, el máximo órgano legislativo, aprobó en 2010 y que en su opinión necesita ajustarse para “asumir la discapacidad de una manera social, porque una persona con discapacidad afronta obstáculos y barreras sociales, además de las derivadas de sus enfermedades y circunstancias”.

Punto de partida: la discapacidad en Vietnam

Phuong Ma no niega que esta norma haya generado muchas “cosas positivas” en estos años como más campañas y proyectos, así como una mayor concienciación en el conjunto de la sociedad sobre los derechos de las personas con discapacidad.

“Creo que el gobierno de Vietnam está trabajando muy duro para proteger y promover los derechos de las personas con discapacidad y podría decir que esta ley es el estándar para la autoridades de muchas provincias”, apostilla.

Sin embargo, cuando se le pregunta por posibles mejoras también apunta a que el ejecutivo vietnamita debería “invertir más dinero y más instalaciones” para realizar más actividades y proyectos en zonas remotas para que las personas con discapacidad tengan “las condiciones y las oportunidades para elevar su voz y participar en sus comunidades”.

Ruralidad y género en Vietnam

Una “cuestión compleja” en un país con más de 99 millones habitantes repartidos en 331.210 kilómetros de superficie, dos tercios de la extensión española, y de ellos, 6,2 millones son personas con discapacidad, según el informe ‘Análisis de la situación de los derechos de las personas con discapacidad’ (2023) del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

A esta cifra, que no se ha actualizado desde la elaboración de la ‘Encuesta Nacional sobre Personas con Discapacidad’ de 2016 cuando la población rozaban los 92,7 millones de habitantes, la ONG estadounidense ORBIS apostilla que el número de adultos ciegos en el país alcanza las 400.000 personas, mientras que los niños con ceguera son 23.000.

“La vida para las personas con discapacidad en Vietnam es difícil porque afrontamos muchos retos, especialmente en áreas remotas de las zonas rurales, donde todavía tienen que lidiar con los prejuicios y las opiniones negativas hacia ellos”, lamenta.

A la discriminación, se une la falta de oportunidades para formarse o trabajar y la brecha de género, ya que en estas zonas aisladas “no permiten a las mujeres ir a la escuela” o porque todavía hay gente que cree que “tienen que estar en casa haciendo tareas domésticas en lugar de trabajar fuera de casa”.

Nacida en 2001 y diagnosticada con una neuromielitis óptica cuando tenía 15 años que terminó por arrebatarle la vista, Phuong Ma reconoce que en grandes urbes como Hanoi, Ho Chi Minh, Danang o su propia ciudad hay servicios sociales específicos para personas ciegas como ella.

Choque cultural

En este intercambio, Phuong no ha viajado sola: su madre Lý Ma la ha acompañado hasta Valladolid y aunque sea algo “poco habitual”, es muy importante para ella porque le alienta “para perseguir sus sueños” y poder estudiar en la capital del Pisuerga.

Tanto ella como su madre se han tenido que adaptar a las diferencias entre ambos países, que van desde la jornada de trabajo, hasta las horas de sol – “el atardecer llega realmente tarde”, apunta – pasando por la cocina, lo que supuso un verdadero choque cultural.

En la maleta

De su estancia en Valladolid, que termina a principios del mes julio, Phuong Ma subraya que le gustaría poder aplicar el sistema de funcionamiento de la ONCE en Vietnam y que se ofrecieran más puestos de asistentes “para enseñar a las personas ciegas a cómo usar un bastón” o “a cómo salir de forma independiente y con seguridad”.

También destaca en actividades como reuniones para aprender idiomas, presenciales u online, o para tocar música porque ayudan a las personas con discapacidad “a tener más espacios y más oportunidades para socializar y desarrollar sus habilidades” y no son habituales en las organizaciones vietnamitas

Otra de sus preocupaciones es la de hacer sostenibles las ONG y colectivos que atienden a las personas con discapacidad, porque muchos “se quedan sin dinero para sacar adelante más proyectos”.

Cuando vuelva a pisar Thai Nguyen, asegura que continuará su labor en proyectos sociales para personas ciegas y mujeres con discapacidad, difundirá lo aprendido sobre el sistema social español y compartirá sus experiencias para motivar a otros alumnos con situaciones como la suya “para que piensen que pueden romper barreras y tener más confianza en sí mismos”. EFE

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